Conservación

Conservación. Una palabra que va perdiendo sentido.

 

Fotografía por Ne-notoka Cofame.

Actualmente, la palabra “conservación” se ha ido desvirtuando pues la utilizamos del mismo modo irresponsable que cuando decimos que un animal esta “en peligro de extinción”. Todos debemos tener muy en claro que no porque un animal sea silvestre y bonito en automático está en peligro de extinción y no porque una persona mantenga grandes felinos y panteridos en un “santuario”, mezclando especies, está haciendo conservación.

El utilizar estos términos de forma irresponsable no es algo exclusivo de Mexico o América Latina, es algo que en la actualidad sucede en casi todo el mundo pues han surgido corrientes que dicen defender animales desde la comodidad de una computadora o un teléfono móvil sin conocer lo que realmente es la conservación de los ecosistemas. ¡Y ojo! Conservación no se refiere únicamente a animales, también se refiere a plantas, hongos, mares, suelos, etc. Esas “cosas” que comúnmente estas corrientes suelen ignorar o dejar de lado.

Conservación no es lo que hacen quienes se ensalzan en medios de comunicación y redes sociales diciendo que pueden abrazar jaguares o tigres en un terreno donde son mezclados diferentes géneros y especies de animales, conservación no se hace quien llena de ejemplares su colección y toma “exclusivas” fotografías con ellos, conservación tampoco se logra por quienes maldicen y piden carnavalezcamente que se cierren los zoológicos y demás UMAs y PIMVS (o modelos similares en países diferentes a México). Conservación no se logra por quiénes pretenden “liberar” animales en zonas que no son sus hábitats naturales (como quiénes pretenden que se lleven a un “santuario” de Brasil primates que son originarios del viejo mundo).

La conservación se hace in situ, es decir, en el lugar de donde son originarias las especies, Para lograr el objetivo de conservar con éxito una especie se tienen que invertir muchísimos recursos tanto económicos como humanos. Verdaderos especialistas en vida silvestre dedican sus vidas a realizar estudios a diversos organismos, directo en campo, para poder conocer más de ellos, de sus hábitos, de sus poblaciones o de sus amenazas. Existen expertos que los estudian y trabajan con ellos en cautiverio para poder reproducir estas especies para luego lograr que esos ejemplares vuelvan a los ecosistemas que les pertenecen. También los hay quienes en sus predios reciben de parte de Profepa tanto plantas como animales para poder rehabilitarlos para posteriormente ponerles en libertad. Otros educan en el campo y en la ciudad para concientizar sobre la importancia de no deteriorar aún más nuestros ecosistemas, contribuyendo a que el trabajo de los anteriormente mencionados no se vaya por la borda.
Lamentablemente estos esfuerzos no son apoyados en México como se debería. Suele ser más apoyado el que se ensalza en redes que quien en campo trabaja. Ahí tenemos como ejemplo el iguanario de Oaxaca que con sus recursos, junto con el apoyo solidario de personas que pusieron sus manos y su dinero, rehabilitaron y pusieron en libertad a 300 crias de loro decomisados al crimen organizado. El Estado y las fundaciones de grandes recursos económicos estuvieron ausentes en este caso.

El desvirtuar la conservación provoca que se le otorguen millones de pesos a quienes no conservan y se descuiden casos prioritarios, porque es mediaticamente correcto e incluso políticamente redituable, aunque tengamos a la vaquita marina al borde de desaparecer o cactáceas cada vez más dañadas por el saqueo ruin de sus poblaciones.

Por favor, comparte esto con tus amigos para que juntos comprendamos, de forma sencilla, un poco más sobre de qué va la conservación y poco a poco logremos que lo mediática y políticamente correcto sea el apoyar a quienes de verdad realizan acciones de conservación.

Manejo en vida libre. MVZ Gustavo Ortiz